jueves, 11 de marzo de 2010

Puerto Blest

Desde Puerto Cántaros, del cual les conté en la entrada anterior, nos embarcamos un corto trecho en el Nahuel Huapi, hacia Puerto Blest. Ninguno de estos dos lugares está habitado. En Puerto Blest, que ahora es sólo parte de un corredor turístico que une Bariloche, en Argentina, con Puerto Montt en Chile por el paso Pérez Rosales, hay un puesto de la Prefectura Naval Argentina y el hotel que se ve en la foto, supongo que no apto para los ingresos de Maracuyá a quien tampoco, por suerte, le preocupaba. No hay camino terrestre desde Bariloche a Blest, hay que navegar el Nahuel Huapi. Y desde aquí a la frontera, que está pocos kilómetros, es necesario también cruzar en embarcación el Lago Frías.
El Río Frías, de increíble color verde para quienes vivimos a orillas de los no menos hermosos ríos marrones, viene de ese lago.

Es un río caudaloso que nace en uno de los glaciares del Cerro Tronador, vertiendo sus aguas en el Lago Frías y luego partir para volcarlas en el Nahuel Huapi, en las inmediaciones de Puerto Blest.

Su hermoso color se debe al efecto de la luz sobre diminutas partículas de roca pulverizada que se encuentran suspendidas en sus aguas. Estas partículas se originan por el continuo roce del glaciar contra las paredes rocosas del Cerro Tronador.

Luego de unas horas que recuerdo muy apacibles, con almuerzo campestre incluido, en las orillas del Río Frías, decidimos recorrer nuevamente el camino al Lago Cántaros, esta vez por tierra.

Camino que se inicia a la izquierda del cartel, derecha de la foto.



Es un camino umbrío, bellísimo, en medio de la selva valdiviana. Este es uno de los sitios más lluviosos de Argentina, las precipitaciones superan los 3000 mm anuales, tres veces más que en la cercana Bariloche.

Esta humedad permite el desarrollo de gran variedad de plantas y animales. Debajo de los inmensos cohiues, ciprés y alerces, crecen por doquier enredaderas, helechos, lianas...hábitat del pudú-pudú (pequenísimo venado de pelaje rojizo), zorros, carpinteros, huet-huet (ave de patas muy grandes y cola recta). Asombran los grandes matorrales de caña colihue.

A diferencia de las crecen en climas cálidos la caña colihue es maciza, lo que la hace resistente para soportar el peso de la nieve, formando túneles y creando un espacio de cobijo. Los pueblos originarios de estas tierras la usaban para fabricar herramientas y lanzas...

...pero también se alimentaban de sus tiernos brotes. Produce semillas una sola vez en la vida, entre los 20 y 40 años, luego muere.

Este ejemplar de lahuán -alerce- es más joven que el que vimos en Los Cántaros, aún así tiene más de 500 años y dos metros de diámetro. Está destinado a caerse por la erosión del suelo que ha dejado sus raíces descubiertas, cuando lo haga dejará un claro en el bosque en el que comenzarán a alzarse nuevos alerces.

Llegando a las inmediaciones del hermoso Arroyo Blest, que viene desde el límite internacional marcando en su trayeto el límite provincial entre Río Negro y Neuquén

desembocando en el Nahuel Huapi...

DESEMBOCADURA DEL ARROYO BLEST

...escuchamos un fuerte ruido de golpes en la madera, tan fuertes como los de una máquina. Uno de mis acompañantes dijo que era un carpintero...yo sin poder creerlo le decía: -No, están talando. ¿Cómo están talando dentro del Parque?
Mi amigo tenía razón, pronto lo vimos...

...confieso que jamás hubiera imaginado que semejante ruido de taladro eléctrico, podría venir de un carpintero...ver para creer.


ARRAYÁN

Emprendimos la vuelta buscando senderos por la orilla del lago, para poder ver el catamarán que vendría a buscarnos al atardecer. Qué suerte, todavía faltaba una hora larga. En un clarito entre arrayanes, encontramos una playita que se nos antojó "privada", nadie a la vista...y entre mate y mate nos refrescamos en las aguas del lago. Qué bien vino...habíamos andado subiendo, bajando y caminando desde la mañana , la temperatura pasaba de los 30...y nuestros años también. Bueno, la verdad es que no lo sentimos para nada, ¿será porque todavía estamos jóvenes? Yo creo que porque ¿quién lo sentiría en un lugar así?

LUPINOS EN PUERTO BLEST

No había ganas de partir...mucho menos porque al día siguiente emprenderíamos la vuelta a Rosario (sí, empecé por el final, así soy de ordenada)...pero, qué remedio?


Un bello atardecer en el lago...

y la última luna de las vacaciones, recibiéndonos en Bariloche.